sábado, 12 de octubre de 2013

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Llevaba un tiempo sin venir por aquí, lo siento, pero he estado muy ocupado entre clases y demás problemas. Pero no os preocupéis, todo está genial por mi parte. Este gato envidioso está cada vez más cerca de convertirse en un gato pastelero.

Os preguntaréis a que viene el título de esta entrada. Pues bien, si no os habéis dado cuenta, todos los títulos vienen por alguna canción. En este caso, he decidido nombrarlo en honor a la canción de Marina & The Diamonds. Creo que según está mi vida últimamente, esta canción me define como ninguna otra lo ha hecho.

He llegado a la conclusión de que la vida en pareja es algo que está fuera de mi alcance. O no encuentro a la persona adecuada, o cuando la encuentro muta en un monstruo aterrador, o cuando hay alguien genial, soy incapaz de enamorarme de esa persona... Por eso, a estas alturas de mi vida, he decidido quedarme tranquilito, sentadito con las manitas así: 


Y que llegue lo que tenga que llegar. Que uno está cansado de perder el culo por niñatos estúpidos que no saben apreciarte. No está hecha la miel para la boca del asno. Ni tampoco los gatos. Los gatos no deben juntarse con asnos.



Este gato se despide. Quién sabe, con lo caótica que es mi vida, quizás la próxima vez que escriba, esté casado y con hijos. Si eso pasa, matarme. Por favor. Un abrazo felino. Os dejo la canción, y así me entendéis a little better 


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