El caso es que, si hace un año, pasar por esos lugares me traía recuerdos desgarradores, hoy solo me ha traído imágenes bonitas a la cabeza. Y para mí ha sido un síntoma de que todo estaba bien de nuevo. No echo de menos a esa persona. Pero tampoco siento esa fuerza que me oprimía el pecho al recordarla. Por eso puedo decir, sin miedo a equivocarme, que vuelvo a ser el chico-gato que siempre fui.
Por eso hoy he venido a deciros que, sea lo que sea lo que os haya hecho parar en vuestro camino, no os preocupéis. Conseguiréis seguir adelante, con más o menos tiempo, pero siempre poniendo de vuestra parte.
Y también puedo deciros que vuelvo a sonreír. Gracias a este blog y gracias a vosotros, que me leéis. Un abrazo felino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario